sábado, 12 de septiembre de 2009

Las instituciones democraticas en Atenas

Las instituciones gubernamentales:

Había tres organismos políticos donde los ciudadanos participaban en números que sobrepasaban los cientos e incluso los miles. Se trata de la asamblea (en algunos casos con un quórum de 6000), el consejo de los 500 (boulé) y los tribunales (mínimo de 200 personas, pero en algunas ocasiones hasta 6000). De estas tres instituciones, son la asamblea y los tribunales los verdaderos órganos de poder. A mediados del siglo IV a.C. las funciones judiciales de la asamblea fueron acortadas en gran parte, aunque guardó siempre un papel relevante en el inicio de ciertos tipos de juicios políticos.



1. La Asamblea (ekkesia).

Los acontecimientos centrales de la democracia ateniense eran las reuniones la asamblea (ekklesia). Al contrario que en un parlamento, los miembros no eran elegidos, sino que eran ciudadanos que podían asistir cuando quisieran. La democracia creada en Atenas era directa, no representativa como las actuales: cualquier varón adulto que fuera ciudadano y mayor de 18 años podía participar, y era un deber hacerlo. Los funcionarios de la democracia estaban en parte elegidos por la asamblea y en parte por sorteo.
La ekklesia tenía cuatro funciones principales:1. llevar a cabo las órdenes ejecutivas (decretos, tales como decisión ir a la guerra o la concesión de ciudadanía a un extranjero) 2. elegir a algunos funcionarios 3. legislar 4. juzgar delitos y crímenes políticos.
A medida que evolucionó el sistema, estas dos últimas funciones pasaron a manos de los tribunales de justicia. El formato estándar era el de los oradores que hacían los discursos a favor y en contra de un asunto seguidos por una votación (generalmente a mano alzada) de sí o no. Aunque podía haber bloques de opinión en algunas decisiones cruciales, a veces permanentes, no había partidos políticos y tampoco existía un gobierno ni oposición. De hecho, el “gobierno” eran los oradores cuyas propuestas se aprobaban en un día particular. La votación era por mayoría simple. En el siglo V apenas estaba limitado el poder de la asamblea. Si la asamblea infringía la ley, la única cosa que podía suceder a mayores es que se sancionara a los que habían hecho la propuesta en cuestión.
En el siglo V a.C., había 10 reuniones anuales fijas de la asamblea, una en cada una de los diez meses del año establecidos por el calendario ático, además de otras reuniones adicionales convocadas según lo necesario. En el siglo siguiente las reuniones aumentaron hasta la cifra cuarenta anuales, cuatro cada mes (una de ellas era considerada la principal, la kyria ekklesia). Las reuniones adicionales aún podían ser convocadas, especialmente hasta 355 a.C. cuando los juicios políticos pasaron a ser responsabilidad de los tribunales. Las reuniones de la asamblea no se sucedían en intervalos fijos, ya que había que evitar las festividades anuales que caían de forma diferente en cada uno de los doce meses lunares. Había también una tendencia a que las cuatro reuniones se agruparan hacia el final de cada mes del calendario ático.
Tras la restauración de la democracia en 403 a.C., se introdujo la paga por la asistencia a la asamblea por primera vez. Por este motivo apareció un gran entusiasmo por acudir a las reuniones de la asamblea. Solamente los primeros 6000 que llegaran eran admitidos y pagados. La cuerda roja se usaba ahora para mantener fuera a los rezagados.

2. El Consejo de los 500 (boulé)

La presidencia de la boulé rotaba mensualmente entre los diez prítanes, o delegaciones de las diez tribus clisténicas (había diez meses en el calendario civil del Ática). El epitastes -funcionario electo por sorteo para un solo día de entre los miembros de la pritanía que presidía aquel mes- presidía la reunión de ese día de la boulé y, en su caso, la reunión de la asamblea, si la hubiere; también se encargaba de las llaves de la hacienda y el sello a la ciudad, y recibía a los emisarios extranjeros. Se ha calculado que un cuarto de todos los ciudadanos debió ejercer dicho cargo, algo que sólo se podía hacer una vez en su vida.
La boulé también actuaba como el brazo ejecutivo de la asamblea, y supervisaba las actividades de otros magistrados que realizaban las funciones administrativas de Atenas. De entre sus miembros, se elegían por sorteo grupos de diez responsables de áreas que se extendían de desde asuntos navales hasta las observancias religiosas. En conjunto, la boulé era responsable de una gran parte de la administración del estado, si bien tenía escasa capacidad de iniciativa. En última instancia se limitaba a ejecutar los deseos de la asamblea.

3. Los tribunales (dikasteria)

Atenas tenía un elaborado sistema legal centrado en la dikasteria de Heliaia. La palabra deriva de dikastes (juez/miembro del jurado), también llamado heliasta. Estos tribunales eran electos por sorteo de entre un grupo de 6000 ciudadanos anualmente, conocidos como Heliaia. Para ser elegible como miembro del jurado, un individuo necesitaba tener 30 años de edad y estar en plena posesión del derecho de ciudadano (véase atimia). El límite de edad, igual que para los funcionarios pero diez años mayor que la requerida para la participación en la asamblea, dio a los tribunales cierto prestigio sobre la asamblea: para los atenienses, ser mayor implicaba ser más sabio. Este hecho se sumaba a que los miembros de los jurados estaban bajo juramento, lo cual no era un requisito para los asistentes a la asamblea. Sin embargo, la autoridad ejercida por los tribunales tenía la misma base que la de la asamblea: ambos eran considerados como la expresión directa de la voluntad de la gente. Al contrario que los funcionarios (magistrados), que podían ser acusados y procesados por mala conducta, los miembros del jurado no podrían ser censurados. Una consecuencia de esto era que, al menos en palabras de algunos miembros de jurados, si un tribunal había tomado una decisión injusta, debía haber sido porque había sido engañado por un litigante.
Esencialmente había dos tipos de juicios, los privados (dike), y los públicos (graphe). Para las demandas privadas el tamaño mínimo del jurado era de 201 miembros (aunque podía ser aumentado a 401 si había de por medio una suma mayor de 1000 dracmas). Para los juicios públicos este número ascendía a 501 miembros. Estos jurados eran elegidos por sorteo de entre un grupo de 600, que eran precisamente los pertenecientes a cada una de las diez tribus de Atenas, habiendo 6000 potenciales miembros de un jurado disponibles en total. Para los juicios públicos particularmente importantes, el jurado podría ser aumentado en grupos adicionales de 500 individuos. En más de una ocasión hubo jurados de 1000 e incluso 1500 miembros. La primera vez que un nuevo tipo de litigio se llevaba al tribunal (véase graphe paranomon), los 6000 miembros del jurado en su totalidad eran asignados al juicio.
Los casos eran expuestos por los propios litigantes bajo el formato de intercambio de discursos limitados en el tiempo mediante un reloj de agua. Primero el demandante, luego el acusado.
La justicia era rápida: un caso no podía durar más de un día. Algunas sentencias implicaban una pena automática e inmediata, y no había derecho a recurso. Había sin embargo un mecanismo para implicar a los testigos de un querellante que hubiese ganado un juicio, que aparentemente podría anular el veredicto anterior.
El pago para los miembros de jurados fue introducido alrededor de 462 a.C. y se atribuye a Pericles, una política descrita por Aristóteles como fundamental para la democracia. Este sueldo fue incrementado de 2 a 3 óbolos por Cleón al inicio de la Guerra del Peloponeso y así permanecería; sin embargo la cantidad original propuesta por Pericles no se conoce. Esta medida se introdujo más de cincuenta años antes de que se pagara también a los que acudían a las reuniones de la Asamblea. El funcionamiento de los tribunales era uno de los mayores gastos del Estado ateniense y hubo momentos de crisis financiera en el siglo IV en que algunos juicios, al menos los privados, tuvieron que ser suspendidos.
Estos jurados suponían un segundo sitio donde se podía ejercer la expresión de la soberanía popular: igual que en la Asamblea, los ciudadanos que actuaban como miembros del jurado eran inmunes al control o el castigo (cuando los oradores se dirigían al jurado, esta alusión podía referirse a cualquier acto cometido en general por “los atenienses”, por ejemplo las batallas que tuvieron lugar muchos años antes, antes incluso de que cualquiera de los presentes hubiese nacido, o decisiones llevadas a cabo por otros jurados anteriores cuyos miembros evidentemente no coincidían en ningún caso). Sin embargo, los miembros del jurado debían tener una edad mínima de 30 años y estaban bajo juramento. Desde una perspectiva ateniense, donde los jóvenes se consideraban demasiado impetuosos y la edad demostraba sabiduría, sumado al hecho de que era necesario un juramento, los jurados adquirieron más peso moral que los ciudadanos que asistían a la Asamblea.

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